Debido a la falta de espacio en las jaulas, muchas gallinas terminan con las alas y las patas rotas por la presión constante contra las barras metálicas o por el peso de otras aves. Algunas son pisoteadas hasta la muerte por sus compañeras en un intento desesperado por encontrar un poco de espacio
Almacenes Makro sigue comercializando huevos provenientes de gallinas enjauladas, un sistema que representa una de las formas más brutales de explotación animal en la industria alimentaria. Bajo este método, conocido como 'jaulas en batería', decenas de gallinas son confinadas en una sola jaula, forzadas a vivir en un espacio tan reducido que equivale al tamaño de una hoja de papel. Este hacinamiento extremo les impide realizar cualquier comportamiento natural, como caminar, estirar las alas o incluso girarse, lo que tiene consecuencias devastadoras para su salud física y mental.
Las condiciones en estas jaulas son infernales. Debido a la falta de espacio, muchas gallinas terminan con las alas y las patas rotas por la presión constante contra las barras metálicas o por el peso de otras aves. Algunas son pisoteadas hasta la muerte por sus compañeras en un intento desesperado por encontrar un poco de espacio. Además, el suelo de alambre de las jaulas les causa heridas abiertas en las patas, infecciones y un dolor crónico que no tiene fin. Estas aves, que en la naturaleza pasarían sus días explorando, anidando y bañándose en polvo para mantener su plumaje, son reducidas a meros objetos en un sistema que ignora su capacidad de sentir y sufrir.
El bienestar de las gallinas en las jaulas de batería es prácticamente inexistente. Estudios han demostrado que la falta de movimiento debilita sus huesos, llevándolas a desarrollar osteoporosis y fracturas dolorosas. El estrés constante al que están sometidas, provocado por el confinamiento y la imposibilidad de escapar del hacinamiento, reduce su respuesta inmunológica, haciéndolas más propensas a enfermedades. Sin acceso a perchas para descansar o nidos para poner sus huevos —necesidades básicas para su especie—, estas gallinas viven en un estado de miseria perpetua, privadas de luz natural, aire fresco y cualquier semblance de una vida digna.
Entonces, ¿por qué Makro no ha asumido el compromiso de acabar con las jaulas dentro de sus cadenas de suministro? Muchas empresas alrededor del mundo, desde cadenas de supermercados hasta gigantes de la alimentación, han reconocido la crueldad de este sistema y han establecido plazos para transitar hacia huevos libres de jaulas. Sin embargo, Makro parece reacio a dar este paso. ¿Qué le ocultan al público? ¿Es acaso una cuestión de costos a costa del sufrimiento animal, o simplemente una falta de voluntad para alinearse con los valores éticos que los consumidores exigen cada vez más? La falta de transparencia sobre sus prácticas solo alimenta las sospechas de que prefieren mantener el statu quo antes que asumir un cambio necesario.
¡Makro no puede seguir apoyando la explotación animal! Cada huevo que comercializan proveniente de gallinas enjauladas es un símbolo de indiferencia hacia el bienestar animal y una traición a los principios de sostenibilidad que las empresas modernas deberían defender. Este no es solo un problema de producción, sino un reflejo de cómo tratamos a los seres vivos que forman parte de nuestra cadena alimentaria. Las gallinas no son máquinas; son criaturas sintientes que merecen algo mejor que una vida de tormento.
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en redes sociales, exige respuestas claras y demanda que se comprometan a eliminar las jaulas de su suministro de huevos. Juntos, podemos presionar para que adopten sistemas más humanos, como los libres de jaulas, donde las gallinas puedan al menos caminar, extender sus alas y vivir sin el constante sufrimiento que las jaulas de batería les imponen. ¡Actúa ahora y sé parte del cambio que estas aves necesitan desesperadamente!