Las gallinas necesitan tu ayuda ahora! No más crueldad contra ellas. Por favor, firma la petición que está en el primer comentario. COLOMBINA, una de las manufactureras latinoamericanas con mayor alcance internacional, Lai Sun Dining, Norwegian Cruise Line y Wagamama, han sido señaladas por incumplir su palabra de ponerle fin a las crueles jaulas en sus operaciones, a pesar de haberse comprometido públicamente hace años a rechazar en su totalidad las jaulas dentro de sus cadenas de suministro de huevo. Este incumplimiento es especialmente grave porque las jaulas representan un sistema de producción extremadamente cruel que afecta profundamente el bienestar de las gallinas.

Así lo confirma el reporte Fair and Fowl de la OWA, que expone cómo estas empresas han fallado en implementar cambios significativos. Bajo este sistema de producción de huevos, entre cinco y diez gallinas son confinadas en una sola jaula, lo que significa que cada una pasa la mayoría de su vida en un espacio menor al de una hoja de papel tamaño carta. Esta falta de espacio no solo les impide realizar comportamientos naturales esenciales, como caminar, estirarse o abrir las alas, sino que también genera un sufrimiento físico y psicológico constante. Las gallinas son animales sociales e inteligentes que, en condiciones naturales, pasan sus días explorando, buscando alimento y descansando en lugares cómodos. Sin embargo, en estas jaulas, se les niega cualquier posibilidad de bienestar, lo que las condena a una existencia miserable.

La situación se agrava aún más por las condiciones extremas de hacinamiento. Debido a la falta de espacio, algunas gallinas son pisoteadas hasta la muerte por sus compañeras, un reflejo del estrés y la desesperación que enfrentan. Además, el confinamiento prolongado provoca lesiones físicas, como fracturas óseas o pérdida de plumas, y un deterioro de su salud mental, ya que no tienen forma de escapar o aliviar su sufrimiento. Estas jaulas, diseñadas únicamente para maximizar la producción de huevos, ignoran por completo las necesidades básicas de las gallinas como seres vivos, reduciéndolas a meras máquinas de producción.

Estas empresas globales, como COLOMBINA, Lai Sun Dining, Norwegian Cruise Line y Wagamama, reconocieron hace tiempo la crueldad y la injusticia que representan las jaulas y se comprometieron públicamente a ponerle fin a este abuso. Sus promesas generaron esperanza entre los consumidores y defensores de los animales, quienes confiaron en que tomarían medidas concretas para mejorar las condiciones de las gallinas en sus cadenas de suministro. Sin embargo, años después, no han hecho público ningún progreso global significativo para acabar con las jaulas. Esta falta de acción plantea preguntas inquietantes: ¿Por qué no han cumplido con sus compromisos? ¿Qué intereses económicos o logísticos están priorizando por encima del bienestar animal? ¿Qué le ocultan al público que les impide avanzar hacia un sistema más ético?